"El mundo se divide en dos, Tuco: los que encañonan y los que cavan. El revólver lo tengo yo, así que ya puedes coger la pala". ( Clint Eastwood en El bueno, el feo y el malo)

7 de noviembre de 2012

La Ciudad de Dios alicantina


A lo largo de la historia del cine se han rodado un buen puñado de películas que han logrado radiografiar barrios y zonas marginales a lo largo y ancho del mundo. Producciones como las brasileñas «Ciudad de Dios» y «Tropa de élite» o la película de culto dirigida por Eloy de la Iglesia, «El Pico» (y sus secuelas), son ejemplos destacados de este tipo de género que tuvo su auge en España en los años ochenta.
Partiendo de la premisa del denominado «cine quinqui», unos jóvenes alicantinos acaban de terminar de rodar, sin ningún tipo de subvención y con tan sólo 5.000 euros de presupuesto, «Criando Ratas». Con esta película, el equipo que ha trabajado en este largometraje pretende acercar al gran público la realidad de la delincuencia en las barriadas. Pero no una manera superficial o ficcionada, sino «de verdad».
Para lograr esta verosimilitud, «Criando Ratas» se desliga de los métodos ortodoxos de grabación, se aleja de las normas industriales, utiliza «actores» de la calle y abandona la narración clásica para conseguir una cinta más realista y cercana. La película se adentra de forma directa en el submundo de las bandas juveniles callejeras, el contrabando, la drogadicción, los robos, las peleas y los ajustes de cuentas.
El alicantino Carlos Salado es el director de esta aventura cinematográfico que abandona toda forma de narración clásica, en la que ha estado volcado más de dos años y «con mil obstáculos». Desde los inicios del proyecto, Salado pretendía retratar la marginalidad sin apenas presupuesto, para así lograr preservar el realismo que se vive en el día a día en las zonas más marginadas de Alicante.
Para lograrlo, el director -licenciado en el Centro de Estudios de Ciudad de la Luz- recorrió las calles de su ciudad natal buscando a gente que hubiera vivido en primera persona la cárcel, el tráfico y la droga. Salado explica que «hacer una película de estas características te da infinitamente más disgustos que alegrías, los problemas no cesan y a diario tienes un millón de razones para desmoralizarte. Encima muchos te dicen que abandones. Pero la obsesión por la creación artística es tan compulsiva que eres capaz de sacrificarlo todo».
El equipo de rodaje de la película ha utilizado más de 70 localizaciones en barrios de Alicante como Colonia Requena, Las Mil Viviendas o Virgen del Remedio. Estos lugares reales son los que han configurado un escenario ficticio en el que se desenvuelve «El Cristo», el joven protagonista que, bajo los efectos de la droga y en un estado de desesperación, irá cometiendo una serie de errores fatales mientras trata de saldar la deuda contraída con uno de los narcotraficantes más poderosos del barrio.

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