El cuerpo o el cine de terror made in Spain
Pablo Riquelme nos ha vuelto a regalar una de sus críticas cinematográficas. Esta vez le ha tocado el turno a El cuerpo.
Cine español con miras a lo internacional
El cine español está aprendiendo la lección. Sí, ha tardado. Pero
como se suele decir: “más vale tarde que nunca”.
“El cuerpo” (Oriol Paulo, 2012) es una de esas películas que
consiguen transmitir un espíritu internacional que a mí, particularmente, me
encanta. No se plantea reflexiones trascendentales que sólo importan a sus
guionistas, ni tampoco tiene un interés social por cambiar el mundo.
Sencillamente busca al gran público. Y, desde luego, lo encuentra. Es
consciente de su objetivo como pieza de entretenimiento y exprime esa idea
hasta el final. Ahora bien, no por ello está falta de todo lo que una película
decente debería tener. Oriol Paulo dota a sus personajes de motivaciones
ocultas y los matiza y construye poco a poco.
Además, dosifica la información de forma sobresaliente hasta que al espectador
no le queda otra que gritar: “¡Necesito
saber cómo acaba esto!”. Porque consigue mantenerte en tensión con aplomo.
Se hace imposible no intentar adelantarte a la jugada para después darte cuenta
de que el guión es juguetón y tramposo. Pero efectivo.
El trabajo de Oriol Paulo es una mezcla de un capítulo de “Alfred
Hitchcock presenta” con una novela de Agatha Christie. Tiene los mismos
propósitos: Manejar al espectador gracias a un genial y desarrollado suspense. Además,
todo ello acompañado de una excepcional factura técnica que, en absoluto, tiene
NADA que envidiar a las producciones internacionales más caras. Me refiero a que
posee una ambientación genial que favorece el espíritu terrorífico y espectral.
Un montaje de sonido estudiado y meditado para formar parte de la película como
una hoja más de guión. Unas actuaciones magníficas. De hecho, introducir a
actores de doblaje en las películas españolas me parece que ha sido una opción
más que acertada. Hacer mención también, como no podría ser de otra manera, a
José Coronado. Es uno de esos profesionales del cine que no dejan de
sorprenderme. Simple maestría es lo que destila su trabajo. Y, por último, volver
a insistir en un guión que sabe perfectamente de dónde ha bebido y no tiene
miedo en hacerlo evidente.
No esperen, sin embargo, que la película permanezca con ustedes
mucho tiempo después de haberla visto. No deja de ser como una buena atracción
de feria de la que acabas muy contento y con la sensación de que ha merecido la
pena. Pero sin más. Claro está que cada uno debe saber lo que busca cuando va a
ver una película. Y esta no está hecha para el público que, como mencionaba
anteriormente, busca profundidad y filosofía.
“El cuerpo” es una pieza clave en la transición que el cine
español está teniendo hacia una etapa mucho más internacional y abierta al gran
público.
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