Skyfall. Bardem da un plus a la saga
Pablo Riquelme nos escribe de lo que le ha sorprendido la nueva parte del agente especial 007. ¿Es Bardem el mejor malo de la historia de saga Bond?
Skyfall. Bardem da un plus a la saga
Magnífica. Un retorno al germen clásico de las aventuras de James
Bond en el que Javier Bardem es capitán, timonel y arponero. No me cabía duda de que teniendo a Sam Mendes como director,
“Skyfall” iba a ser una buena película. Pero aun con todo ello, la estructura
de la historia, la complejidad de los personajes, sus matices y el tremendo
subidón rítmico que da la trama con la entrada del villano de la película, han
superado mis expectativas.
La película se divide en dos partes muy explícitas: SIN BARDEM y
CON BARDEM. Primero tenemos una hora de película en la que el personaje
interpretado por él es presentado desde la lejanía. Como causante del caos y la
destrucción que le precede, pero sin su presencia personificada. Básicamente la
primera hora de película se dedica a subir el listón sobre lo realmente malo y
poderoso que será el villano. Algo, en realidad, peligroso, si no fuera porque
el listón es sobradamente superado. La segunda parte, por tanto, es la entrada
en escena de este gran actor. Una entrada digna de cualquier grande de lahistoria del cine. Y es que aún estoy gratamente sorprendido por la BRILLANTE
actuación de Bardem. Poderosa, terrorífica, cautivadora…
Escuché en varias ocasiones, y a varias personas, que la nueva
película de James Bond tenía una importante falta de acción. Falta de un tono
más épico. Pero he de decir que no siempre lo épico ha de ser representado en
forma de explosión literal. Porque “Skyfall” tiene esas explosiones. Quizás no
tan literales como en otras partes de la saga (aunque de esas también hay
bastantes), pero las que realmente importan son las que produce el desarrollo
de la trama. Explosiones argumentales en cada personaje.
Cada personaje tiene un pasado escondido, y cada una de esas
historias pasadas confluye con las del resto. En pocas palabras, una estructura
de guión sobresaliente en la que todo el mundo esconde algo. Nadie está en la
película sin un motivo de peso. Y el motivo base sobre el que se apoyan el
resto es muy claro: presentar a un nuevo modelo de James Bond, pero sin perder
los primeros pasos que lo llevaron a donde está. Clasicismo y modernidad. Pero,
por encima de todo, profundidad. Es una película compleja, arriesgada,
atractiva, nostálgica e hipnótica en muchos momentos. Hasta perturbadora cuando
Bardem se desata de toda correa para penetrar inexorablemente en el recuerdo
del espectador.
Es cierto que no hay que dejar de lado al ya mencionado Sam
Mendes. Cuyo trabajo en la dirección es, como no podía ser de otra manera,
brillante. Pero si hay que remarcar algo de esta nueva entrega eso es, sin
duda, su guión, y la tremendísima aportación de Javier Bardem a esta amada
saga.
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