"El mundo se divide en dos, Tuco: los que encañonan y los que cavan. El revólver lo tengo yo, así que ya puedes coger la pala". ( Clint Eastwood en El bueno, el feo y el malo)
A pesar de sus 83 primaveras Clint Eastwood parece, sobre todo para sus seguidores, inmortal. Pero irremediablemente todo el mundo tiene su the end con fundido a negro. Algún día, la pálida dama le pedirá permiso, Clint da mucho respeto, para llevárselo a Zihuatanejo junto su gran amigo Morgan Freeman. Allí los espectros de Clint y Freeman se reirán bajo la sombra de una palmera de aquellos rumores que mataron a Clint por internet gracias a un Hoax, de los hombres duros que lloraron a moco tendido bajo los puentes de Madison; harán bromas de los disparates que eclipsaron la muerte de Mandela, se reirán de la gala de los Oscar que tuvo que sustituir a Charlton Hestonose mofarán de los mandamases de Universal que despidieron a Eastwood por tener mucha nuez. Como la muerte tenía un precio y ninguno de los dos llevarán encima un puñado de dólares para Caronte, apostarán por pasar el tiempo buscando en sus recuerdos. Freeman moderará sus comentarios porque no sabrá si su canoso amigo ha disparado seis o solo cinco balas de su humeante Magnum 44.
Pero una de las mayores incertidumbres después de muerto era saber si realmente hubiese funcionado aquel proyecto en el que Clint Eastwood iba a ser un Batman jubilado. Quién sabe. Solo sabemos que todos nos quedamos con el ansia viva de ver en la gran pantalla a un Batman sin músculo, viejo y cansado de ser un solitario que no supo salvarse a sí mismo a pesar de todo. Un antihéroe sin que le haga falta poner un traje para que le respeten. Tampoco imaginen a un Batman con el poncho que nunca lavó en la trilogía del dólar de Sergio Leone. Un Batman que ha bebido más cerveza, meado más sangre, echado más polvos y que haya chafado más huevos que todos los ciudadanos de Gotham. Puestos a imaginar, ¡joder he matado a Clint Eastwood y Morgan Freeman en el titular!, quizá la versión que más se pueda acercar a ese papel sería una mezcla de los personajes Willian Munny en Sin Perdóncon el del veterano de guerra de Gran Torino. Pero en este caso la imaginación ha perdido. Da igual imaginar ya que la franquicia del murciélago además de no poder resucitar al Joker de Ledger, ha apostado por darle las llaves del batmovil a Ben Affleck, uno de sus discípulos de Clint tras la cámara , guste o no. Mientras que no corra la misma mala suerte al volante como James Dean o Paul Walker, el bipolar Affleck podrá darse con un canto en los dientes.
Más allá de la vida y de Carmel, Eastwood podrá ser un cowboy del espacio pero no podrá mandar más cartas desde Iwo Jima ni ondear jamás banderas de nuestros padres. Tampoco podrá echar broncas a su hija por quemar bolsos ni demandar a aquel escritor por difamación. No podrá aplicar la "norma Eastwood" fuera de la ley. Ni seguir ejerciendo su fama de tacaño. Allá arriba ni el dinero ni la fama sirven de nada. Clint no será tan intocable ni tendrá tanto poder absoluto como tuvo J. Edgar Hoover en vida pero sí qué tendrá licencia para matar a todas aquellas personas adecuadas que se encuentren en la línea de fuego. Donde habita el olvido todo el mundo cabalga cual jinete pálido. En la otra vida, el sargento de hierro podrá pasar medianoche en el jardín del bien y del mal. El resto de las horas podrá hacer lo que le de en gana. Un día felicitará a Constantino Romero por su gran insuperable doblaje en España. Otro lo aprovechará para jugar al poker con otros hombres duros y estoicos como Bogart, James Cagney, John Wayne, Gary Cooper o Robert Mitchum. Cómo habrá mucho tiempo libre para componer canciones, Clint podrá retomar la natación picándose a unos largos con Johnny Weismuller. O tendrá el placer de compartir mesa y mantel con personajes tan célebres como vegetarianos como Leonardo Da Vinci, Albert Einstein, Gandhi o el complicado actor Peter Sellers. ¿No os gustaría escuchar una tertulia con esta gente?. A mi sí.
Seguramente en una de las eternas sobremesas en olimpo de la muerte y el olvido, el cazador blanco podrá soltar sin pestañear, con su cara de asco y desprecio frases como: “Nunca he conocido a un genio. Para mí un genio es aquella persona que hace bien algo que odia, todo el mundo es capaz de hacer bien algo cuando le gusta; es solo una cuestión de encontrar el punto”. Seguramente Da Vinci se tirará de los pelos y Nikola Tesla tendrá un choque dialéctico que iluminará el mundo. Allí arriba el hombre que marcó un hito en el western crepuscular, siempre me ha hecho gracia el nombre de esta tendencia cinematográfica, se llevará una ovación por las horas de entretenimiento que ha dejado en la tierra.
Ni tampoco le hacen homenajes tan claros en otras películas como 800 balas de Álex de la Iglesia. Es de los pocos personajes que hizo tres películas sin tener un personaje sin nombre en la trilogía del dólar de Sergio Leone. Ni mucho menos nadie ha rechazado papeles tan trascendentales en la historia del cine como Superman o James Bond.
Aunque aún no tiene pensado ni la historia ni el guión el realizador británico Christopher Nolan ha confirmado en una entrevista a The L.A. Times que volverá a ponerse al frente de las aventuras de Batman. Pero solamente lo hará si la historia que escriban los guionistas logra estar a la altura de las circunstancias.
Todos los que hayáis visto El caballero oscuroestaréis conmigo: es muy, pero muy, complicado hacer una película que iguale en calidad, ritmo e historia a la última entrega que entre muchos alicientes tiene a su favor a la actuación de un Heath-Joker espectacular.
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